La Concatedral de Vigo, conocida popularmente como La Colegiata, es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura religiosa de la ciudad; exponente del arte neoclásico en Galicia, es considerada como el templo más importante de la ciudad y está enclavada en el interior de su casco histórico. La historia dice que fue erigida en 1811 sobre otra iglesia anterior, de estilo gótico (ss. XV-XIX). El templo, cuya construcción fue encargada a Melchor de Prado y Marino, es de planta basilical con tres naves, tiene una fachada de ornamentación clásica y cuenta con una torre-campanario de 57 metros de altura. En su parte derecha destaca el Reloj de Sol que, sorprendentemente, no está orientado al sur, como era habitual, lo que lo convierte en una pieza singular.
La Iglesia de Santa María acoge la imagen del Cristo de la Victoria, sin duda el emblema religioso más importante de Vigo, que sale en procesión todos los años el primer domingo de agosto, convocando a decenas de miles de fieles y, además, inaugura la Semana Grande, la fiesta tradicional más importante de Vigo.
Delante de la Concatedral de Santa María, había en otro tiempo un olivo que dio origen a la denominación de «ciudad olívica» y que, según la leyenda, plantaron los caballeros-monjes Templarios, pero que acabó desapareciendo a causa de un incendio; de él se obtuvo una rama de la que más tarde crecería el ejemplar situado en el Paseo de Alfonso.
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