Gondomar. Ruta de las Ánimas.

Este es un recorrido lineal que discurre a lo largo de la ribera del río Miñor, donde se pueden observar árboles típicos del bosque de ribera.

El paseo comienza en el Parque de Ánimas, en la Avenida Conde de Gondomar, y finaliza en la cascada del río Miñor (Fervenza da Torre) para luego regresar al parque por el mismo sendero.

La primera parte del recorrido está un poco descuidada hasta llegar al cruce con la carretera, pero a partir de ahí el camino sigue la orilla del río, ofreciendo un paisaje encantador. Esta parte del sendero es conocida como el “bosque mágico” por su belleza.

En la zona de la Fervenza da Torre, el paisaje se vuelve aún más espectacular con la llegada de las lluvias, ya que el caudal del río aumenta, creando un entorno más atractivo.

Punto de inicio

El punto de inicio de la ruta se encuentra en el Parque de Ánimas, ubicado en la Avenida Gondomar. Esta avenida conecta directamente el ayuntamiento con el parque, siendo un acceso cómodo tanto para vecinos como para visitantes. Además, el parque cuenta con un aparcamiento de tierra donde se puede dejar el coche antes de comenzar el recorrido.

El parque es, a su vez, un punto de interés y una zona de descanso, donde podemos encontrar un parque infantil, merenderos y cafeterías.

Si continuamos hasta el final del camino que aparece en la fotografía, nos encontramos con uno de los puntos más relevantes del recorrido: el Puente de las Ánimas o Puente Alto de Paradela.

Es un antiguo puente con un diseño elevado que conserva algunas marcas de los canteros que lo construyeron, lo que sugiere que su origen podría remontarse a la época medieval. No hay datos claros sobre su construcción, pero se cree que ya existía en el siglo XVII, cuando Diego Sarmiento de Acuña mandó construir la Puerta del Sol y los caminos que conectaban con las rutas existentes.

El puente también es conocido como Puente de las Ánimas debido a la presencia en él de un monumento relacionado con el purgatorio: el Peto de Ánimas, que fue colocado sobre él probablemente a finales del siglo XVIII o principios del XIX.

Datos de interés

  • Puente de las Ánimas: Se eleva en el lado norte del río, lo que permitía cruzarlo cuando aumentaba el nivel del agua.
  • Peto de Ánimas: Son pequeñas construcciones de piedra, típicas de Galicia, relacionadas con el culto a los muertos. Su función es preservar el recuerdo de las almas en pena del purgatorio y pedir por ellas a través de oraciones y limosnas.

Primera parte del recorrido

Para continuar, debemos avanzar por el sendero sin cruzar el puente. Este camino nos llevará a lo largo de la orilla del río Miñor, guiándonos por su curso de manera continua. A medida que seguimos el trayecto, junto al río, podremos apreciar extensos huertos, campos verdes y terrenos cultivados que forman parte del paisaje rural de la zona.

Durante este primer tramo del recorrido, el sendero tiene ramales descendentes en varias partes hacia el río, lo que nos ofrece la posibilidad de acercarnos a su cauce. Sin embargo, es importante tener precaución con la fauna, ya que el terreno puede estar lleno de babosas, por lo que conviene prestar atención a cada paso que damos.

Al otro lado del río, donde predominan terrenos privados, también es común ver animales domésticos como caballos y ovejas pastando tranquilamente, lo que añade un toque pintoresco y rural a la experiencia.

A la mitad de este tramo del recorrido nos encontraremos con el Puente de Maceiras, una pequeña pasarela de madera que cruza el río. Aunque a partir de este punto no hay acceso a otros caminos transitables, es recomendable subir a él para disfrutar de una vista elevada del cauce del río. Desde allí, podremos apreciar con más detalle el agua fluyendo y la belleza natural que rodea el entorno antes de retomar nuestro camino por la misma orilla.

Después de pasar el Puente de Maceiras, continuamos el recorrido hasta llegar al final de esta primera parte del trayecto. Aquí nos encontraremos con una carretera que debemos cruzar con precaución. Una vez en la otra orilla, giramos a la derecha y caminamos unos metros más para comenzar la segunda parte de la ruta, donde nos esperan nuevos paisajes.

Este punto es especialmente importante, ya que no está bien señalizado y es fácil pasar por alto la entrada al resto del recorrido.

Segunda parte del recorrido: el «Bosque Mágico»

La segunda parte de la ruta es conocida por ser mucho más rica en flora y visualmente hermosa. Esta zona se llama “Bosque Mágico” debido a su belleza natural y su vegetación, que incluye alisos, sauces y abedules que parecen sacados de un cuento de hadas.

Los árboles ofrecen una densa sombra a lo largo del camino, lo que hace que esta sección sea más fresca y agradable para caminar, especialmente en días soleados.

Del mismo modo que en la primera parte, debemos seguir la orilla del río para mantenernos en el recorrido correcto, aunque el sendero sigue siendo lineal y sin demasiadas intersecciones.

En este tramo encontraremos pequeñas playas fluviales donde es posible descansar. También pasaremos por algunas pequeñas cascadas y zonas del río más estrechas, que crean paisajes impresionantes y rincones tranquilos.

Esta parte del recorrido también es conocida por ser una zona de pesca, especialmente popular entre los aficionados a la pesca de truchas.

Si planeas pescar en el río, recuerda ser respetuoso con el entorno y la fauna local, así como cumplir con todas las normas legales.

Tramo final: el Molino de Quintas y la cascada

Hacia el final del trayecto, podremos observar, en la otra orilla del río, el Molino de Quintas. Aunque la información sobre este molino es limitada y está parcialmente cubierto de maleza, su estructura se conserva bastante bien. A pesar de la vegetación que lo rodea, es posible apreciar los detalles de su arquitectura, lo que añade un toque interesante al paisaje.

Este molino, aunque algo oculto por la vegetación, ofrece una visión del pasado de la zona y contribuye a enriquecer la atmósfera mágica del recorrido.

A lo largo del camino, podemos encontrar algunos troncos caídos o zonas donde la vegetación está un poco alta, pero el sendero sigue siendo accesible sin grandes dificultades. Un aspecto destacado de la flora son las estrellas de fuego, unas flores de color naranja vibrante que destacan en el paisaje.

A medida que nos acercamos a la cascada, el sendero se desvía brevemente de la orilla del río y atraviesa una zona con eucaliptos muy altos, lo que ofrece una pequeña variación en la vegetación.

Después de cruzar el eucaliptal, regresamos al borde del río y, un poco más adelante, llegamos a uno de los puntos más destacados del recorrido: la Fervenza da Torre, alimentada por las aguas del río Miñor.

Aquí, el camino se interrumpe debido a un muro natural de piedras desde el que cae el agua, haciendo imposible continuar.

Es un lugar ideal para explorar, aunque hay que tener cuidado, ya que las rocas están mayormente cubiertas de musgo y pueden ser resbaladizas.

Lo más impresionante es la propia cascada, cuyo caudal aumenta considerablemente si ha llovido recientemente, ofreciendo un increíble espectáculo natural.

Después de disfrutar de este maravilloso enclave, solo nos queda regresar al Parque de Ánimas por el mismo sendero, cerrando así esta inolvidable ruta llena de historia, naturaleza y belleza.

Scroll al inicio